dimanche 21 février 2016

69- Intemperies -5- Heladas de primavera

LAS HELADAS DE PRIMAVERA

Es probablemente uno de los problemas climáticos más temidos por los agricultores.
De una región a la otra, de un cultivo al otro, el riesgo es extremadamente variable. Aquí por ejemplo, en la zona suroeste de Andalucía, no hay heladas cada año, y las heladas graves, estadísticamente, solo se producen de media cada 5 años. En el último cuarto de siglo, fueron los años 1993, 1999, 2005, 2012 y 2016. A veces se producen algunas alertas en el intervalo, pero sin mayor importancia.


Este año, otra vez, estamos en un año problemático. En concreto el 17 de febrero, un episodio corto ya que de una sola noche, ha provocado daños muy severos en todas las zonas tempranas de España, en numerosas producciones, tales como el melocotonero, el albaricoquero, el almendro, los cítricos, las patatas, etc.
No es tanto la intensidad de la helada que es responsable de los daños, sino más bien la gran precocidad de la vegetación. El invierno muy suave (ya he comentado el tema hace poco, hablando de la falta de frío https://culturagriculture.blogspot.com.es/2016/01/65-intemperies-4-la-falta-de-frio.html) a provocado un arranque vegetativo anárquico pero extremadamente precoz. Esos cultivos se han puesto más sensibles que en años normales, para una misma helada.
Pero el mes de febrero no está terminado, et aquí, históricamente, los riesgos existen hasta el 10 de marzo, con lo que es todavía posible que se produzcan más noches de heladas.

Por otra parte, cada helada tiene características específicas. En concreto, el 17 de febrero, era una masa de aire polar, acompañada de viento del norte, frío y muy seco.

Existen tres tipos principales de heladas.

La helada por radiación nocturna.
Este fenómeno se produce frecuentemente en los climas templados. La pérdida, normal y permanente de energía por el suelo, es contrarrestada por la radiación atmosférica.
Las condiciones de cubierta de nubes y de higrometría del aire serán cruciales en esas situaciones.
Cuando más despejado sea el cielo, y seco el aire, mayor es el riesgo de heladas.
En esas situaciones, un techo de inversión térmica se forma a unos doce metros sobre el suelo. El aire frio es más denso, con lo que se concentra cerca del suelo, provocando daños a los cultivos bajos y, en frutales, daños más importantes en la parte baja que en la parte alta de los árboles.

La helada por evaporación.
Este fenómeno se produce si el cielo se descubre a final de la tarde después de lluvia, dejando el vegetal mojado, y que el aire es frio y seco durante la noche. El aire provoca una evaporación intensa del agua que se acompaña de una bajada de temperatura. El agua contenida en los tejidos vegetales también se evapora, provocando un enfriamiento interno. Se puede entonces medir la temperatura interna de las plantas, inferior a la temperatura del aire.

La helada por advección.
Este tipo de heladas es provocado por la llegada de una masa de aire frio y seco, de un espesor de varios cientos de metros. Provoca la evaporación del agua contenida en los tejidos vegetales. La temperatura interna de las plantas es muy baja. El cielo es casi siempre despejado, con lo que provoca un aumento de la radiación.
Total, es una combinación de los distintos tipos de heladas, lo que incrementa sus efectos dañinos.


El punto de rocío se calcula por comparación entre la temperatura seca y la temperatura húmeda. Mientras la temperatura seca es más alta que la temperatura húmeda, el aire sigue enfriándose. Esta bajada se estabiliza cuando el aire se satura de humedad.
Es un dato muy importante para la protección anti-helada, ya que permite conocer la intensidad del riesgo y la temperatura de arranque de la protección, según el tipo de sistema empleado y el estado de sensibilidad de los cultivos.

Se habla a menudo de helada blanca y de helada negra. Una helada blanca se caracteriza por la formación de hielo (escarcha o la famosa cencellada de Zamora) en los vegetales, y demuestra que el aire está saturado de agua.
Por oposición, se habla de helada negra si no se forma la escarcha, demostrando que el aire no está saturado de agua. Las heladas negras son potencialmente más peligrosas ya que el aire provoca un mayor enfriamiento interno de las plantas, y un mayor daño.

Total, las heladas de primavera son un grave problema para la agricultura, pero existen medios de protección.
Hay que decir primero que, sea cual sea el tipo de protección, representa una gran inversión que muchos no hacen. Los que eligen realizarla, lo calculan como una inversión de competitividad. Lógicamente, los años de heladas, la producción global se reduce, el mercado se suelta y los precios suben, cubriendo la inversión realizada.
  

Aspersión.
Es el medio más empleado en el mundo. Es también el medio que permite luchar contra las heladas más intensas.
Se trata de saturar el aire de humedad, y de cubrir el vegetal de una capa protectora de hielo humedecido de manera permanente. Su temperatura se estabiliza y evita que la temperatura interna de la planta baje más. Se mantiene a la temperatura del hielo.
El arranque de la protección se hace en general antes del estado de sensibilidad de la planta ya que la puesta en marcha va provocar una bajada generalizada de temperatura (de ahí la importancia de vigilar el punto de rocío).
Este sistema es costoso en instalación, en energía y requiere una estructura importante en bombeo, en tuberías, y sobre todo una elevada disponibilidad de agua, total e instantánea.
Los sistemas clásicos gastan unos 40 m3 de agua por hectárea y hora. Una noche de helada puede necesitar una duración de 12 a 16 horas de aspersión, a veces más, o sea un volumen de 500 a 650 m3 de agua por hectárea.
Para evitar este tipo de inconvenientes, muchos trabajan para poner a punto sistemas que consumen menos agua, pero menos efectivos, de 12 a 15 m3 por hectárea y hora. Se trata de una microaspersión, a base de gotas mucho más pequeñas. Es efectivo, pero presenta algunos inconvenientes. Por ejemplo, esta famosa noche del 17 de febrero 2016, la helada venía acompañada con viento helado, provocando la deriva de las gotas y una mala calidad de la protección.
Los años 2005 y 2012, aquí, necesitaron unas 20 noches de protección.
En esas condiciones, un importante riesgo de la aspersión, es la asfixia provocada a los cultivos. De hecho, en 2012, una finca vecina protegía sus clementinas por aspersión. Pero el agricultor tuvo que abandonar la protección, frente a la duración del periodo de riesgo, para no perder la plantación.
Otro inconveniente es el riesgo de rotura de ramas o de árboles bajo el peso del hielo.


Las torres de viento
El principio es de remover el aire para que el aire más caliente situado en altura (los 12 metros del techo de inversión térmica) sea mezclado con el aire más frío situado cerca del suelo. En caso de necesidad, este sistema puede ser combinado con quemadores. Una variante es de usar helicópteros, volando a baja altitud.
Este sistema solo es efectivo si existe inversión térmica.
Aquí en Andalucía, las heladas habitualmente peligrosas son heladas por advección, contra las que este sistema no funciona, ya que no hay techo de inversión térmica.
Este sistema solo funciona si las condiciones son las adecuadas. También supone un fuerte consumo energético.


La calefacción
Es el primer sistema anti-heladas jamás utilizado en agricultura, con calderas de gasóleo. Este sistema se abandonó por su coste y por la contaminación que provoca.
Ahora se utilizan sistemas a base de parafina, cuyo poder calorífico es conocido y la producción de humo reducida. Siendo la parafina un sub-producto de refinería, su coste es razonable.
Se trata simplemente de producir calorías para compensar el enfriamiento.
Es el sistema que usamos aquí. La efectividad depende del número de botes encendidos. Cuanto más frio hace, más botes hay que encender.
Este sistema tiene dos inconveniente, la necesidad de mano de obra de noche, y el riesgo de producción de humo. El encendido es manual. Es necesario tener el personal disponible en cualquier hora de la noche durante la época de riesgo.
En cuanto al riesgo de humo, depende principalmente del tipo de parafina, pero también de las condiciones de la noche de helada. El viento reduce la eficacia de la protección mientras aumenta la producción de humo, lo que es ante todo una señal de mala combustión.


Estos sistemas representan lo que se llama la protección activa, es decir la intervención del agricultor.
Pero existen también medios de protección que llamamos pasiva, es decir medios técnicos que permiten reducir el riesgo de daño.
Cada parcela, según su configuración o su entorno, va ser más o menos sensible. Por ejemplo:
-       Una pendiente marcada reduce el riesgo en la parte alta pero puede aumentarla en la parte baja.
-       Para evitar la acumulación del frío en las zonas bajas, evitar la implantación de setos, de bosques, de matorrales o la construcción de edificios, total de cualquier obstáculo que puede impedir que el frío no se acumule.
-       La proximidad de láminas de agua (lagos, estanques, ríos) reduce el riesgo, especialmente si están situados del lado de la llegada habitual del frío.
-       La cubierta vegetal del suelo. Esta técnica, muy benéfica en los aspectos agronómicos, aumenta el riesgo de helada. Será necesario, como mínimo, segarlo corto en los días previos a la llegada del frío.
-       El estado de humedad del suelo. Un suelo seco libera menos energía que un suelo húmedo, aumentando el riesgo.
-       La elección de los cultivos. Las zonas sensibles se reservaran a cultivos poco sensibles o tardíos, de manera de reducir el riesgo de daños provocados por el frío.

Y para terminar, en algunos países como en España, los agricultores tienen la posibilidad de contratar un seguro contra las heladas, lo que les permite soportar esos accidentes climáticos que puede aniquilar totalmente la cosecha, y por consecuencia los ingresos del agricultor. Pero no existe en todos los países.
Además, hay que decir que solo es una solución de supervivencia, ya que los contratos no cubren la totalidad de las necesidades. Pero permiten reducir la deuda necesaria, en caso de helada, para poder llegar hasta la campaña siguiente.

Si quieres saber más sobre las heladas de primavera, puedes consultar el documento de la Universidad de Navarra
O el excelente y muy bien ilustrado documento (en francés), de la Cámara de Agricultura de Nimes, en Francia, uno de los mejores documentos disponibles sobre este tema http://www.gard.chambagri.fr/fileadmin/Pub/CA30/Internet_CA30/Documents_Internet_CA30/Arbo/BrochureGel-basse_def.pdf

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