vendredi 8 avril 2016

42- El suelo -1- El suelo es vivo



EL SUELO ES VIVO

Cree este blog a principios de enero de 2014. Par encontrar informaciones (y también inspiración), desarrolle en paralelo una red en LinkedIn. Luego me hice una página en Facebook, y para terminar, en agosto de 2014, una cuenta de Twitter. También tengo una cuenta en Google+, pero el funcionamiento es muy distinto, con lo que no puedo publicar libremente. Google llego a amenazarme de cerrar mis cuentas si seguía publicando tanto. Así que solo se publican ahí mis entradas de blog.
Total, no es el tema de hoy.

Empecé pues a recibir una impresionante cantidad de informaciones variadas sobre mis polos de interés que son agricultura, alimentación y medio ambiente.
Me doy cuenta que esta masa de información han tenido cierta influencia en mi manera de pensar. Las personas que me conocen bien podrían seguramente confirmarlo. Creo haber adquirido cierta moderación en determinados temas, acompañada de una mejor altura de vista.

Había empezado a reflexionar seriamente en las problemáticas de gestión del suelo desde algún tiempo, teniendo que resolver problemas de compactación de los suelos en los que están implantados los frutales que tengo que gestionar. Incluso había iniciado modificaciones en ciertos aspectos desde 3 o 4 años. El aspecto más visible es la cubierta vegetal entre filas de árboles, en contraste con el suelo desnudo usado hasta entonces.
La lectura de numerosos artículos, y las conversaciones que he podido tener con mi asesor en nutrición vegetal, Miguel Ybarra (que intento iniciar un prometedor blog sobre agronomía, dicho blog estando desgraciadamente estancado después de su primera publicación, hace un año), me han llevado a reflexionar aún más.

La agronomía moderna, tal como ha sido pensada y utilizada, al menos en la segunda mitad del siglo XX, se ha básicamente preocupado por la estructura y la química del suelo (el complejo arcillo-húmico, las interacciones entre elementos minerales, la importancia de la materia orgánica sobre la estructura del suelo, etc.).
La biología del suelo ha formado parte de la información transmitida a los agricultores, solo desde los últimos años, probablemente bajo el impulso de los movimientos ecológico y biodinámico. Sin embargo existen científicos que han dedicado toda su carrera profesional a este tema, pero los resultados de sus investigaciones han tenido una repercusión sobre la producción solo en los últimos años.

La toma en cuenta, por el poder político de pocos países como Francia en los últimos años, de los aspectos medio ambientales como base de reflexión para modificar los hábitos culturales de los agricultores, con el desarrollo de la agroecología, les da más fuerza aún a estos aspectos.
Además, el año 2015 ha sido declarado Año Internacional de los Suelos  por la FAO, y los eventos y las publicaciones sobre estos temas se están multiplicando.

Y me estoy dando cuento del cambio que se está operando en mi manera de reflexionar sobre la gestión de los suelos. Me imagino que es positivo, aunque todavía es pronto para medir su impacto.
Lo cierto, es que determinados puntos me parecen muy relevantes (la lista no es exhaustiva, ni mucho menos):
El suelo representa una cuarta parte de la biodiversidad total del planeta, lo que significa que un organismo vivo de cada cuatro vie bajo nuestros pies. No lo vemos, y no tenemos conciencia de las repercusiones de nuestros actos cotidianos sobre esa vida.
Las lombrices no solo tiene un papel importante en la fabricación del humus y la aireación de los suelos. También son “fabricantes de suelo”, al transportar desde las profundidades hacia la superficie, los elementos minerales que formaran el suelo agrícola. Las técnicas y los productos utilizados tienen que respetarlos todo lo posible.
La lignina, elemento constitutivo esencial de la madera y de la paja, solo puede ser atacada y descompuesta por los hongos del suelo, para así poder liberar los compuestos minerales útiles para los vegetales. Estos hongos viven en los primeros centímetros del suelo, y por lo tanto son muy sensibles a los métodos de cultivo y a los productos, tanto químicos como naturales, usados en la producción agrícola.
Por otra parte, determinados hongos, llamados micorrizas, viven en simbiosis con la planta, esta última ofreciéndoles refugio y medios de subsistencia y multiplicación, a cambio de su trabajo de mineralización y de puesta a su disposición, especialmente del fosforo.
Las bacterias del suelo juegan un papel esencial en la puesta a disposición de elementos minerales para la planta.

La agricultura, durante mucho tiempo, ha considerado el suelo solo como un soporte de cultivo, que se podía manejar libremente para favorecer la producción.
Pero este error de concepto y los abusos a los que ha llevado hasta el final del siglo pasado, han conducido a veces a situaciones de esterilización de los suelos o a graves pérdidas de suelo por erosión.
Sin embargo el suelo vivo, el que permite que las plantas vivan, se alimenten y crezcan, solo es una capa fina, de pocas decenas de centímetros de grosor. Es crucial ser consciente de ello y de respetarlo.
Algunos suelos pueden ser muy profundos, es decir que la capa de roca o de arcilla impermeable se encuentra a varios metros, o a varias decenas de metros de profundidad. En esos suelos, se encuentran raíces hasta el fondo, de plantas que buscan alcanzar el agua indispensable a su supervivencia.
Sin embargo, es la parte más superficial, con su vida frenética, que es a la vez la parte más activa y la más delicada.


En esta foto, se ve bien la variación de colores, entre el suelo superficial, muy oscuro por la presencia de materia orgánica, de humus y de vida microbiana que ahí se mantienen, y el suelo profundo, cuyo color, amarillento por sus características, demuestra la ausencia de materia orgánica.
También se ve que el árbol ha desarrollado un enorme sistema radicular de superficie, muy extendido y denso, para poder captar una gran cantidad de elementos nutritivos donde la materia orgánica los puede liberar, y unas raíces que se van hacia la profundidad, que le sirven tanto para tener una anclaje fuerte, como para poder bombear el agua profunda en caso de sequía superficial.

Total, el suelo es un mundo en sí mismo, estructurado como cualquier sociedad, con sus dominantes, sus sirvientes, sus asociaciones de interés mutuo, los buenos y los malos, sus luchas, sus antagonismos y sus interacciones.
Muchos de esos funcionamientos son mal conocidos, pero muchos científicos trabajan en ello, ya que es cada vez más evidente que el suelo es una de las principales bases de la evolución de la agricultura hacia una producción, a la vez más eficiente, tanto en su productividad como en la calidad alimenticia, y más respetuosa con los equilibrios naturales.

El suelo es uno de los grandes retos de la agricultura de mañana.

Una nueva serie de la que veréis aparecer nuevos capítulos de vez en cuando.

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